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lunes, 2 de junio de 2014

El poema que todos debierían cantar



Según cuentan los historiadores, en la Antigua Grecia, cada ciudadano debía aprender de memoria las hazañas del valiente Odiseo, narradas en la Odisea y la Ilíada ambas obras escritas por el gran poeta Homero. Esa era la diversión folclórica de “entrenamiento” de aquella magnífica y excelsa cultura, cuya gloria ha llegado a nuestros. Hoy los tiempos han cambiado, la memorización es tan secundaria que solo se usa a duras penas para las cosas básicas, y con duro esfuerzo, aquellos que cuentan con una amplia “cultura general” se mantienen un constante ejercicio y repaso mental.

Pareciera que vivimos en la era del olvido, donde el carpe diem toma incide literalmente en el colectivo de manera inconsciente sin representar ningún valor ideológico ni filosófico.

Los seres humanos aprendemos rápido y olvidamos pronto.

                                                                    ++++++
Una señora que vivía cerca de mi casa, al enterarse de mis inclinaciones por la poesía y la literatura, una tarde, me hace la siguiente pregunta: -¿Joven, es cierto que le gusta escribir poemas? ¿Conoce usted a Jorge Lavat?
- Si, aspiro a ser escritor. Pero, no conozco a Jorge Lavat. Respondí.
- Te prestaré un cd para que lo escuches e investigues quien. Me dijo ella, y se marchó en dirección hacia su casa.

Al próximo día, me entrega el cd, y me dice:
-Te imploro que lo cuides, debes regresármelo pasado mañana que es miércoles.
- Muchas gracias. ¡así será! Le dije y nos despedimos.

Les cuento que era sábado y yo no quería devolverle el cd, apenas yo contaba con algunos 12 años de edad. El cd contenía una selección de grandes composiciones poéticas recitados por Jorge Lavat con acompañamiento musical. Así fue que conocí el poema “Desiderata”, que de inmediato quedé encantado y fascinado por su sapiencia igual que todo el que lo escucha. Me lo aprendí de memoria y lo recitaba en la iglesia, cuando iba camino a la escuela y hasta en el baño mientras me duchaba.

Cada verso, me atrevo a decir, comprime un libro de relaciones humanas de los que se publican hoy, o mejor dicho, nos transmite la experiencia acumulada en décadas. Por lo que al escuchar el poema, se tiene la sensación de recibir la sustancia de la sabiduría emanada desde los siglos. Por ello corrió el rumor que el autor de este poema era Anónimo y el mismo procedía del siglo XVI, cuando en realidad su autor era un poeta y abogado norteamericano llamado Max Ehrmann (1872-1945).

Yo considero que este hermoso y sabio poema debiera ser enseñado por los padres a sus hijos desde que empiezan a usar la razón, porque estoy más que seguro, que evitaría muchas desilusiones y tormentos.

Es un grato placer para mí darlo a conocer a aquellos que desconocían su existencia.

¡Disfruten este manjar de conocimientos!


Desiderata 
 

Camina plácido entre el ruido y la prisa,  
y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio. 

En cuanto sea posible y sin rendirte,  
mantén buenas relaciones con todas las personas. 
Enuncia tu verdad en una manera serena y clara  
y escucha a los demás,
  
incluso al torpe e ignorante, también

ellos tienen su propia historia. 

Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, 
pues son un fastidio para el espíritu. 
Si te comparas con los demás
  
te volverás vano y amargado 
pues siempre
  habrá personas

más grandes y más pequeñas que tú. 

Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes 
mantén el interés en tu propia carrera,
  
por humilde que sea; Sé cauto en tus negocios,  
pues el mundo está lleno de engaños; mas no dejes

que esto te vuelva ciego para la virtud que existe; la vida

está llena de heroísmo. 

Sé sincero contigo mismo;  
en especial, no finjas el afecto 
y no seas cínico en el amor,
  
pues en medio de todas las arideces y desengaños,  
el amor es perenne como la hierba. 

Acata dócilmente el consejo de los años 
abandonando con donaire las cosas de la juventud. 
 
Cultiva la firmeza del espíritu  
para que te proteja en las adversidades repentinas  
muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. 
 
Sobre una sana disciplina, 
sé benigno contigo mismo. 

Tú eres una criatura del universo, 
no menos que las plantas y las estrellas; 
tienes derecho a existir. 
Y, sea que te resulte claro o no, 
indudablemente el universo marcha como debiera. 

Por eso, debes estar en paz con Dios, 
cualquiera que sea tu idea de él, 
y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones, 
conserva la paz con tu alma 
en la bulliciosa confusión de la vida. 
Aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, 
el mundo es todavía hermoso. 
Sé cauto. ¡Esfuérzate por ser feliz! 





Max Ehrmann (1872-1945)

Escritor, poeta y abogado norteamericano




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