Vemos en estos días que medio mundo anda alborotado arropados por fiestas, multitudes, ropas y banquetes. Pocos se apegan a la sobriedad (sin caer en los abismos conceptuales de la moralidad) ya que la idea de la Navidad independientemente a su postulado religioso es según mi opinión "crear un ambiente de armonía familiar que permita la planificación a las peripecias de un nuevo año lleno de ansiedades y desconciertos".
No obstante, lo visible es el desorden que impera bajo la falda del caos, esto, sin mencionar la tristeza que representa esta fecha para aquellos que por disposición del destino han sido alejados -física y espiritualmente- de sus seres queridos.
Otra mirada más analítica, sin jugar a ser Dios nos obliga a pensar en los miles de desafortunados que deambulan sin comida ni cobija ni ningún tipo de esperanza.
Creo, sin caer en el oscuro pesimismo que la sociedad humana y principalmente mi país República Dominicana, necesita con urgencia re-plantearse con detenimiento el verdadero futuro al que se aspira a priori y largo plazo.
Con afecto al mundo, me despido cordialmente.
Jimmy Feliz
Un servidor...
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