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sábado, 28 de diciembre de 2013

Sobre Facundo Cabral

Existen algunos hombres que encuentran la verdad, y a concecuencia son libres como águila.Hoy presento la biografía de un gran peregrino que se autodenominó ciudadano del mundo. Sus canciones son la unión de muchas escuelas filosóficas y creencias teológicas, con un poco de escéptisismo. En latinoamérica y en el mundo siempre estará vivo en nuestros corazones, cantando milongas a nuestras almas agobiadas.

JF
Facundo Cabral nació el 22 de mayo de 1937 en La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

Sus padres fueron Sara y Rodolfo los cuales ya tenían dos hijos. Su padre abandonó el hogar dejando a su madre con sus tres hijos, los cuales emigraron hacia Tierra del Fuego, sur de Argentina.
Cabral tuvo una infancia dura y desprotegida, convirtiéndose en un marginal al punto de ser encerrado en un reformatorio.
Al poco tiempo consigue escapar y según cuenta encontró a Dios en las palabras de Simeón, un viejo vagabundo.

Se traslada a Tandil, donde realiza todo tipo de tareas, limpiando veredas o como peón en las cosechas.
En 1959 ya tocaba la guitarra y cantaba folklore, siendo sus ídolos Atahualpa Yupanqui y José Larralde, se traslada Mar del Plata, ciudad balnearia a Argentina, y solicita trabajo en un hotel, el dueño lo ve con su guitarra y le da la oportunidad de cantar.

Así comenzó su carrera dedicada a la música, siendo su primer nombre artístico "El Indio Gasparino" , sus primeras grabaciones eran las llamadas comerciales y no tuvieron mayor repercusión, convirtiéndose luego en Facundo Cabral.
Alberto Cortez en 1970, graba "No Soy De Aquí, Ni Soy De Allá" y su nombre es conocido alrededor del mundo, graba en nueve idiomas por cantarles de la talla como Julio Iglesias, Pedro Vargas y Niel Diamond entre otros. Influenciado en lo espiritual por Jesús y Ghandi, en literatura por Borges y Whitman, su vida toma un rumbo espiritual de observación constante a todo lo que le ocurre a su alrededor, no conformándose siempre con lo que ve y su carrera como cantautor toma el toma el rumbo de la crítica, incomodando a muchos.

En 1976 enmarcado como cantautor de protesta, debe dejar Argentina y se exila en México, donde continúa componiendo y peregrinando, nómada incansable, lleva su pensamiento y su arte al rededor del mundo. (se estima que ha recorrido 159 países, volviendo a muchos de ellos)

En 1984 regresa a Argentina con su nombre consagrado, donde ofrece un recital en el "Luna Park" , espacio reservado para los grandes, siguiendo Mar del Plata, donde cada noche cantaba para seis mil personas. En 1987 llenó el estadio de Fútbol de Ferrocarril Oeste, en Buenos Aires, con capacidad para cincuenta mil personas.

El 5 de mayo de 1994 comienza una gira internacional, donde se presenta en conciertos junto a Alberto Cortes en "Lo Cortes no quita lo Cabral" entrelazando humor y poesía con las canciones que han hecho famosos a ambos.

En Enero de 1996, actuando en Mar del Plata, Alberto Cortez debió ser intervenido quirúrgicamente debido a una obstrucción en la carótida, (hoy ya restablecido) continuando Cabral, con la gira. En su acervo discográfico, (no completo aún) hay varios grabados en vivo como: "Cabralgando" , "Pateando Tachos" , "El mundo estaba bastante tranquilo cuando yo nací" , "Ferrocabral" y "Lo Cortez no quita lo Cabral" Vol. 1 y 2 entre otros.
Como autor literario fue invitado a La Feria Internacional del Libro en Miami, donde habló de sus libros, entre ellos: "Conversaciones con Facundo Cabral", "Mi Abuela y yo", "Salmos", "Borges y yo", "Ayer soñé que podía y hoy puedo", y el "Cuaderno de Facundo". En reconocimiento a su constante llamado a la paz y al amor, en 1996 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lo declaró "Mensajero Mundial de la Paz.
DISCOGRAFIA DE FACUNDO CABRAL

El Carnaval Del Mundo, Cabralgando, Hombre De Siempre..., Mi Vida, Con Waldo de los Ríos, Facundo Cabral, Facundo Cabral, Pateando Tachos, Entre Dios y El Diablo, Ferrocabral, Cabral En Vivo, El Mundo Estaba ..., Secreto, Recuerdos De Oro, Lo Cortez No Quita Lo Cabral y Cortezías y Cabralidades.

















La tempestad

Hoy, con mucho beneplácito he leído este grandioso poema lleno de ternura y sapiencia teológica, y  he quedado influenciado tanto por la estructura tan magistralmente aplicada y por su calidad poética. El gran poeta José Zorrilla pinta con vigor no sólo el fenómeno meteorológico de la tempestad, sino también las impresiones que recibe el ánimo ante el espectáculo que le ofrece la Naturaleza conturbada. De momento invito a leer el poema escuchando la pieza musical "la tempestad del mar" de Antonio Vivaldi.

La tempestad

 
¿Qué quieren esas nubes que con furor se agrupan
Del aire transparente por la región azul?
¿Qué quieren cuando el paso de su vacío ocupan,
Del cénit suspendiendo su tenebroso tul?

¿Qué instinto las arrastra? ¿Qué esencia las mantiene?
¿Con qué secreto impulso por el espacio van?
¿Qué ser velado en ellas atravesando viene
Sus cóncavas llanuras, que sin lumbrera están?

¡Cuál rápidas se agolpan! ¡Cuál ruedan y se ensanchan
Y al firmamento trepan en lóbrego montón.
Y el puro azul alegre del firmamento manchan
Sus misteriosos grupos en torva confusión!
 

Resbalan lentamente por cima de los montes.
Avanzan en silencio sobre el rugiente mar;
Los huecos oscurecen de entrambos horizontes;
El orbe y las tinieblas bajo ellas va a quedar.

La luna huyó al mirarlas: huyeron las estrellas,
Su claridad escasa la inmensidad sorbió;
Ya reinan solamente por los espacios ellas;
Doquier se ven tinieblas, mas firmamento, no.

En vano nuestros ojos se afanan por hallarle
Del tenebroso velo que lo embozó detrás;
Que cuanto más los ojos se empeñan en buscarle.
Se esconde el firmamento de nuestros ojos más.
 

¡Las nubes solamente! ¡Las nubes se acrecientan
Sobre el dormido mundo! ¡Las nubes por doquier!
A cada instante que huye, la lobreguez aumentan,
Y se las ve en montones sin límites crecer.

Ya montes gigantescos semejan sus contornos,
Al brillo de un relámpago que aumenta la ilusión:
Ya de volcanes ciento los inflamados hornos,
Ya de movibles monstruos aligero escuadrón.

Ya imitan apiñadas de los espesos pinos
Las desiguales copas y el campo desigual;
Ya informes pelotones de objetos peregrinos
Que mudan de colores, de forma y de local.

¿Qué brazo les impele? ¿Qué espíritu les guía?
¿Quién habla dentro de ellas con tan gigante voz,
Cuando retumba el trueno y cuando va bravía
Rugiendo por su vientre la tempestad veloz?
 

Acaso en medio de ellas a visitar los mundos
El Hacedor Supremo del Universo va;
Y envuelto en sus vapores, sus senos más profundos
Estudia, y sus cimientos, por si caducan ya

Acaso de su carro tras la vibrante rueda
Con impotente saña caminará Luzbel.
Y porque allí cegarle su resplandor no pueda.
Agolpará esas nubes entre su gloria y él.

Y acaso alguna de ellas será la formidable
Que circundó la cumbre del alto Sinai,
En tanto que el ardiente misterio impenetrable
Que iluminó al profeta se fermentaba allí.

Acaso será alguna la que vertió en Sodoma
En inflamadas fuentes la cólera de Dios;
Acaso será alguna la que en los mares toma
Las aguas de un diluvio que le acompaña en pos.

¡Señor, yo te conozco! La noche azul serena,
Me dice desde lejos: “Tu Dios se esconde allí”;
Pero la noche oscura, la de nublados llena.
Me dice más pujante: “Tu Dios se acerca a ti”.

Te acercas, si; conozco las orlas de tu manto
En esa ardiente nube con que ceñido estás;
El resplandor conozco de tu semblante santo
Cuando al cruzar el éter relampagueando vas.

Conozco, si, tu sombra que pasa sin colores
Detrás de esos nublados que van en tropel;
Conozco en esos grupos de lóbregos vapores
Los pálidos fantasmas, los sueños de Daniel.

Conozco de tus pasos las invisibles huellas
De! repentino trueno en el crujiente son,
Las chispas de tu carro conozco en las centellas,
Tu aliento en el rugido del rápido aquilón.
 

¿Quién ante ti parece? ¿Quién es en tu presencia
Más que una arista seca que el aire va a romper?
Tus ojos son el día: tu soplo la existencia;
Tu alfombra el firmamento: la eternidad tu ser.

¡Señor! yo te conozco, mi corazón te adora;
Mi espíritu de hinojos ante tus pies está;
Pero mi lengua calla, porque mi lengua ignora
Los cánticos que llegan al grande Jehová.
 

Palomas de los valles prestadme vuestro arrullo.
Prestadme, claras fuentes, vuestro gentil rumor.
Prestadme, amenos bosques, vuestro feliz murmullo.
Y cantaré a par vuestro, la gloria del Señor.

Si su hálito llegara al harpa del poeta.
Si a mi, Señor, bajara tu espíritu inmortal.
Mi corazón henchido del fuego del profeta
Cantara, y no tuvieran sus cánticos igual.

Mi voz fuera más dulce que el ruido de las hojas
Mecidas por las auras del oloroso abril,
Más grata que del fénix las últimas congojas,
Y más que los gorjeos del ruiseñor gentil.

Más grave y majestuosa que el eco del torrente
Que cruza del desierto la inmensa soledad,
Más grande y más solemne que sobre el mar hirviente
El ruido con que rueda la ronca tempestad.

¡Mas hay! que sólo puedo postrarme con mi lira
Delante de esas nubes con que ceñido estás,
Porque mi acento débil en mi garganta expira
Cuando al cruzar el éter relampagueando vas.

Tu espíritu infinito resbala ante mis ojos.
Aunque mi vista impura tu aparición no ve,
Mi alma se estremece, y ante tu faz de hinojos
Te adora en esas nubes mi solitaria fe.


Autor: José Zorilla, poeta español (1818)

Stand by me


Impresionante versión de esta canción e interpretada magistralmente por el grupo Playing for Change, os comparto para que de igual manera que yo disfrutéis de la verdadera música.











Los poetas


El poeta llora como un ruiseñor
lágrimas eternas.

Y canta con las aves notas melódicas,
armónicas y celestiales.

Y renace cada día
en los pétalos de una flor.

Y busca en el corazón
de alguna dama su alma.

Porque a pesar de sus ojeras,
de sus miradas lejanas
y de sus encantos verbales.

Los poetas son dioses entre los mortales
que iluminan  el sendero de la verdad y el amor.


Jimmy Feliz
(poeta y gestor cultural)