Divagaciones en torno a la rutina y
la soledad
Es un gran error el que comenten muchas personas en estos
tiempos al ver el matrimonio como el único camino para escapar de la rutina y
la soledad.
No hace mucho tiempo las personas se casaban para mantener
lazos comerciales o políticos y no por amor, claro, esos conceptos están muy
usados en la literatura.
Digo que es un error, porque la rutina es una dura y cruel
realidad a la que estamos sometidos todos los seres vivos, (quizás nuestro
castigo), por lo cual no existe ningún método efectivo para extirparla desde
raíz ya que la vida misma indispensable en la vida misma; el sol sale todos los
días desde del este, la luna colgada en el horizonte junto a las estrellas
todas las noches, llega la primavera porque ha concluido el invierno, luego, el
verano, el otoño, y así la rueda del tiempo continúa junto a la traslación y
rotación de la tierra.
La rutina es creada por la razón, la razón por la conciencia,
la conciencia por el pensamiento y el pensamiento por los cinco sentidos…
Es cierto que es patético, pero es nuestra realidad, y
entonces nos preguntamos qué podemos hacer entonces.
Lo que nos corresponde como seres vivos es aceptarla
como nuestra realidad.
Luchar contra ella, es mantener vicios y adiciones, es vivir
en la mentira y la ilusión, es emborracharse a cada hora para no verla, pero
ella siempre sigue igual, ahí mismo a nuestro lado.Todo lo que hagamos o aprendamos en el día a día, depende de
nuestra voluntad ya que la mater natura en su santo fluir nos trata de agradar
con detalles nuevos y cariñosos.
Creo haber leído en alguna ocasión en los libros hindúes que
mientras estamos en el vientre de nuestras madres sabemos todos los secretos
del universo, pero que justo antes de nacer los dioses nos borran todos esos
conocimientos y recuerdos.
Irónica creencia, lo verdadero es que venimos a este mundo
sin saber a qué y así mismo nos vamos, pero estamos aquí y ahora, nos guste o
no.
Por tanto, en cuanto a la rutina que reina, luego de
aceptarla, procedemos a gozar las peripecias de nuestra existencia sobre la faz
de este mundo, a fluir con las aguas, cantar
con las aves, llorar con los pobres, jugar con los niños, explorar junto a los
curiosos, reírse de la vida junto a los cínicos, ser rebelde con los jóvenes,
apegarse a la experiencia de los mayores, navegar los senderos del alma tomado
de las manos de los poetas, pintar nuestras dudas e interrogantes con el pincel
de Da Vinci y finalmente cultivar la razón junto los filósofos.
II
Retomando el segundo
punto: La soledad
La soledad no es más que la irresponsabilidad y pereza de los
mortales, ya que la misma consiste en tener un vacío interno, nacido
originalmente por no hacer nada en lo absoluto que permita explorar la plenitud
de la vida, y por ende alejarse de los demás.
Es importante acordar que los seres humanos llegamos a este
mundo solos y al final morimos también solos.
Entonces, no logro entender el por qué la gente ve la soledad
como el peor de los demonios existenciales.
La rutina crea la soledad, pero ambas estarán presentes
mientras pisemos el suelo debajo del sol.
Si hacemos una mirada panorámica a las artes nos damos cuenta
que las grandes obras humanas han sido fruto de la soledad, ya que ésta
favorece la meditación, y por ende hay una mejor plataforma de concentración y
focalización de las potencialidades mentales hacia fines concretos. El problema
de la soledad que hace a la gente huir es porque no quieren conocerse como
realmente son sin máscaras, sin los títulos, sin los bienes, sin los favores…
La soledad es nuestro espejo sin reflejo, ya que nos proyecta la imagen de
nosotros mismo, con nuestras virtudes y defectos.
Quizás si cambiamos la forma de mirar e interpretar la
soledad, es que podremos usarla en beneficio positivo.
Vemos que en la vida todo mantiene un equilibrio, una persona
que se resigna a la soledad improductiva, no disfruta su existencia y por lo
tanto tampoco deja ningún aporte valioso al mundo.
Compañeros/as, vivamos la vida en su mayor esplendor, gocemos
nuestras locuras y cada día al
levantarnos miremos al horizonte lleno
de optimismo por un porvenir. Y ser felices no por nada ni nadie, sino más bien
por disposición predispuesta como si fuera una obligación.
(Colección de ensayos "Luminaria")
Jimmyfelizpoeta
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